Audio 66: Navapalos

Las vistas desde el puerto de Navapalos son, cuando menos, turbadoras: un mar de plástico ocupa el histórico valle del Duero. Son las plantaciones de manzanos que has recorrido antes de cruzar el río y entrar en Navapalos, el pequeño pueblo que divisas a tu izquierda, con la atalaya islámica como único testigo del paso, al menos literario, del Cid y sus hombres.
Canta el Cantar que el Cid cruzó el Duero por Navapalos el octavo día del destierro, y que acampó muy cerca, en un paraje conocido como la Higueruela, para pasar la noche. Allí se le unieron nuevos hombres y, en sueños, se le apareció el arcángel Gabriel, quien le auguró éxito en sus empresas.
Allí se echaba mio Cid después que cenó,
le embargó un sueño dulce, muy bien se durmió;
el ángel Gabriel en sueños le visitó:
—¡Cabalgad, Cid, el buen Campeador,
pues nunca en tan buen momento cabalgó varón!
Mientras vivas, lo tuyo saldrá a la perfección.—