Según el Cantar, en el noveno día del destierro, por la noche, justo cuando finaliza el plazo decretado por el rey, el Cid y sus 300 caballeros atraviesan la sierra de Miedes, realizando un peligroso descenso nocturno. A partir de este punto dejan Castilla y se adentran en el territorio islámico de la taifa de Toledo, aliada de Alfonso VI.