Jesús Pescador: Los datos históricos del Cid me importan un huevo. Yo quiero que la gente del siglo XXI saque conclusiones a partir de ellos

03-10-2012

Patricia Ansótegui

Lleva más de media vida dedicado al teatro. De calle, de sala, para adultos, para niños... el caso es que el escenario forma parte de su día a día al igual que algunos de los personajes históricos que interpreta. El Papa Luna, Alfonso "El Batallador" o el mismísimo Cid Campeador forman parte del repertorio de Los Navegantes, la compañía que dirige Jesús Pescador, un auténtico juglar del siglo XXI

Dentro de unos días, viajarás a Burgos ya que, con motivo del Fin de Semana Cidiano, los vecinos de El Poyo del Cid representarán una obra teatral que coordinas y diriges, ¿es el primer año que les acompañas?
Yo personalmente sí pero la compañía hace años que está con ellos. Hicimos varios espectáculos en los que tanto el guión como la dirección era nuestro, creo que habremos colaborado en cuatro espectáculos.

Mencionamos el evento de Burgos pero colaboráis en las Bodas de Isabel de Segura de Teruel, también con la organización de Las Alfonsadas de Calatayud... ¿lo vuestro son los actos medievales?
Empezamos por azar con recreaciones históricas y a partir de ahí como era una época en la que hubo mucha explosión, mucho boom, fuimos metiéndonos... Comenzamos ofreciendo recorridos por Daroca, un pasacalles por esa localidad.

Buena plaza y además, importante localidad del Camino del Cid
Sí. A partir de ahí contactamos con la gente que llevaba lo de las Bodas de Isabel de Segura. Al año siguiente hicimos una pequeña escena, al siguiente nos encargaron el guión y la dirección... Estuvimos siete años participando en ese evento. Luego hicimos un trabajo sobre el Papa Luna después estuvimos en Egea de los Caballeros haciendo la Fiesta de las Tres Culturas, en Zaragoza, Calatayud, Jaca... ha sido una cadena que se ha ido alimentado

¿Y dentro de estos eventos, de cuál disfrutas especialmente?
Hay dos o tres cosas que quizás no son las más multitudinarias o conocidas pero a las tenemos un especial cariño. Una es el Curso de Historia Medieval que se hace en Albarracín organizado por la Fundación Santa María y dirigido por el profesor José Luis Corral y en la que estamos presentes desde ya trece años. También el Mercafórum, el mercado romano de Calahorra. También hemos estado doce años, es todo un récord de fidelidad.

¿En tu opinión, ha habido un bajón de ese boom o interés por lo medieval?
Yo creo que ha existido siempre lo único que ha habido una época en la que se ha encontrado un cauce que era las ferias o los mercados medievales. A lo mejor ese tipo de manifestación cambia pero yo creo que el interés sigue igual y mercados medievales tenemos para muchos años, yo creo que es un viaje, al igual que existe, por ejemplo, un Camino del Cid. La Edad Media es una época mágica, mítica que siempre va a generar ese interés. Por otra parte permite a determinadas zonas identificarse con esa época, porque la gente tiene su ermita románica o su leyenda de moros o su claustro gótico y para, fundamentalmente el norte de España, la señal de identidad de su pueblo es un elemento relacionado con la Edad Media.

¿Cómo os documentáis a la hora de poner en marcha un determinado espectáculo o al llevar a cabo una recreación?
Somos bastante heterodoxos a ese nivel, leemos infinidad de libros y, además, contamos con asesoramiento histórico.

Los hay muy puristas, fundamentalmente en lo que a recreaciones medievales se refiere...
Es cierto que, por ejemplo, con el tema de las vestimentas nos relajamos. Nosotros hacemos teatro, ni organizamos museos ni centros de interpretación, no somos documentalistas, los valores teatrales son distintos a los historicistas. Además, con esto hay un fundamentalismo excesivo. Te discuten si el botón va un lado o al otro, si el zurcido está mal hecho o no... hay un punto absurdo en todo esto. Además, en mi opinión, hay una documentación escasa y parcial. Yo suelo poner un ejemplo musical. Imagínate que en tal valle había gaitas y dulzainas pero resulta que el valle de al lado había una acordeón porque resulta que uno de los músicos se había ido a trabajar a Francia y se trajo una acordeón. A los diez años o veinte años de que hubiera una acordeón parece ser que en aquel valle lo tradicional era una acordeón... ¡es absurdo! las cosas van cambiando sobre la marcha.

Habrá a quién no le guste leer esto...
Es probable y en la conferencia que hago sobre el Cid hay cosas que tampoco gustarán, por ejemplo en Burgos pero que sin embargo están en los libros de historia.

¿Cómo por ejemplo?
Termino haciendo una evocación de cómo Franco utilizó la figura del Cid para reivindicar el movimiento de la Cruzada y lo cuento como lo cuentan los historiadores o toda la historia de las cabalgadas del Cid después de muerto pues lo cuento... con mucha ironía...

Pingaliraina Vs. Los Navegantes

Hace unos años decidisteis cambiar el nombre la compañía. De Pingaliraina pasasteis a denominaros Los Navegantes ¿por qué?
Por dos motivos. Pingaliraina tiene una musicalidad más infantil y la sensación era que nos habían encasillado en lo infantil y que costaba salir de ahí. El otro motivo es que el nombre de Pingaliraina costaba mucho aprenderlo. Nos han llegado facturas con nombres de lo más extravagante, también nos hemos encontrado nombres muy curiosos en carteles o en periódicos, teníamos que haberlo apuntado (risas)

¿Cuándo nació la compañía?
En 1994. Yo había trabajado bastantes años con el Teatro Estable de Zaragoza, una de las compañías históricas de la Transición, de los años 70, de los que estaban en la cárcel por hacer teatro... a partir del año 85 empecé a trabajar con ellos y, más adelante, en los años 90 empecé a trabajar con los Titiriteros de Binéfar. Tuve una primera formación en el teatro más clásico, dramático o de texto de sala de actor y luego una segunda fase más de teatro de animación, de calle, infantil. A mí me apetecía juntar esas dos vías y propuse al Teatro Estable y a los Titiriteros de Binéfar hacer una coproducción en la cual haríamos teatro de sala como hacíamos en el Teatro Estable pero para niños. Aquella coproducción derivó en una compañía independiente que resultó ser Pingaliraina

Actualmente, ¿cuántas personas sois en Los Navegantes?
Cuatro, dos de ellas socios. También contamos con un equipo de cinco personas que habitualmente trabaja con nosotros.

Teatro de sala, teatro de calle... ¿con qué se queda Jesús Pescador?
Soy un culo de mal asiento. Me gusta todo y mi trayectoria lo demuestra. Soy aprendiz de todo y maestro de nada, me quedo más con la palabra que con la imagen y eso que la palabra está muy devaluada. Eso de que una imagen vale más que mil palabras... es una de las frases más engañosas y falaces que se pueden decir. Yo creo que no, una palabra te permite reconstruir una realidad. Por ejemplo los niños, son los que más flipan con las palabras, el mayor logro de un niño es aprender a hablar

Los niños, un público tremendamente difícil...
Ellos no te engañan, si no les gusta son capaces de tirarte un petardo al escenario (como le ocurrió a un compañero) pero, por otra parte, es maravilloso porque es un público muy ingenuo que no están maliciados por nada.

Y los espectáculos de calle ¿no pueden resultar peligrosos?
Sí, sin duda. La calle te quita muchas cosas pero te da otras muchas también. En la calle no encuentras la sutileza de la sala en la que no hay elementos de distracción, no hay ruidos, no hay imágenes, no hay nada. En la calle todo eso se pierde y ganas muchos sustos, desde motos que pasan, hasta campanas que tocan, coches de policía, bodas... pero la calle te da lo mismo que la ingenuidad que te decía antes de los niños. Es un espacio más virgen y la gente lo acepta todo con más entusiasmo, es más cómplice.

Muchas de las personas que recorren el Camino del Cid nos dice que, a medida que van avanzando, se van encontrando con Españas diferentes, no sólo por los paisajes sino por las personas que se van encontrando en la ruta ¿percibís diferencias entre un público y otro en función del lugar en el que actuéis?
Muchísimo, y sobretodo, en la calle. También lo notamos en Aragón, en nuestra propia comunidad donde acogen los espectáculos de forma muy diferente.

Un juglar del siglo XXI

¿Te consideras un juglar del siglo XXI?
Sí, y sé que en mi profesión esto genera cierto desprestigio ya que mucha gente de la profesión lamentablemente identifica la calle, la animación, los mercados con subproductos del teatro. En el oficio eso está muy extendido. Estoy de acuerdo en que el nivel de delicadeza de una sala va a ser siempre mayor pero el público no va a las salas, los teatros muchas veces están vacíos. A mí me ha pasado hacer una obra en el teatro con 70 personas y a lo mejor en la calle consigues congregar a 1.000 o 1.500 personas. Además el juglar es un personaje muy interesante, era el que traía y llevaba las noticias, incluso etimológicamente, significa jugar, entretener, divertirse... El juglar contaba las novedades y, entre esas novedades, está criticar al poderoso, hablar de la actualidad y eso para el teatro también es muy importante.

Es algo que te gusta reivindicar...
El teatro tiene que estar pegado a la actualidad. Es algo que me planteo siempre. A mi el Cid, el Papa Luna o Alfonso "El Batallador" en el fondo me importan un huevo, me interesa porque son personajes fascinantes. Yo quiero que la gente del siglo XXI saque conclusiones de cómo es el ser humano pero hablándoles del Cid. Yo no les hablo de sus batallas, me dan igual sus datos biográficos, los datos históricos, yo quiero que la gente se plantee conceptos relacionados con la paz y la guerra, por ejemplo.

Precisamente el jugar de tu espectáculo Hay algún noble en la sala utiliza el Cantar de mío Cid para entrar en conceptos propios del siglo XXI
Yo voy con la vida del Cid a Canarias y poco les puede interesar pero les hablo de la guerra y la paz, de la libertad frente a la servidumbre, del amor frente al odio, de la tolerancia frente a la intolerancia pues ahí, un canario, uno de Uruguay, uno de Taiwán... lo va a entender, trato de partir del Cid para hablar de eso. Antes nos sojuzgaban con látigos y ahora nos sojuzgan con hipotecas.

Los defensores del "mito" no compartirán tus argumentos...
Llevamos ocho siglos de mito. El Cantar de mío Cid en gran medida tiene un punto de propaganda pura y dura, el Cantar es un panfleto que los señores feudales difundían con unos intereses muy determinados, los panfletos que leemos en la prensa los encontramos en el Cantar de Mío Cid, propaganda política y propaganda pro-guerrera. En mis espectáculos hay una ideología de fondo que trata de combatir esto. Yo tengo varios trabajos sobre el Cid y en todos hay un trasfondo de basta de propaganda, de idolatrar al Cid.

Insisto en que hay grandes defensores del personaje a los que no les va a gustar leer tus palabras
Un actor, un músico, un pintor cualquier artista honestamente lo que quiere es comunicar, despertar emociones. Yo ni puedo, ni sé, ni quiero contar la vida del Cid para eso están los historiadores. ¡Hombre! no quiero que un fundamentalista me tire una flecha al escenario... Si alguien se mosquea - y además cuando no cuento mentiras - el problema lo tiene él.

¿En qué proyecto estáis trabajando ahora, tenéis algo previsto a corto o medio plazo?
Queremos relanzar tres o cuatro cosas. Este año hemos trabajado muy bien con las visitas teatralizadas. Hemos hecho en el casco viejo de Zaragoza y en varios pueblos: Jaca, Tarazona, Calatayud, Monzón...hemos tenido una respuesta fantástica y desbordante de público. Por otro lado, seguiremos trabajando en otros temas. El año pasado estrenamos una obra infantil en sala con un componente pedagógico importante sobre los valores de la alimentación saludable y el compañerismo. Paralelamente tenemos una obra para público familiar que se llama Simón en la Luna, la hemos rodado por varios lugares de España y ha funcionado muy bien. Seguirá girando también este año. Luego en Aragón continuaremos con cosas más modestas como animación de calle y espectáculos más pequeños.