Mª LUISA PERRUCA (Librería Perruca, Teruel): El Cantar de mío Cid es un referencia esencial para acercarnos a nuestra historia
02-03-2012Patricia Ansótegui
Perruca, en Teruel, es una de las treinta librerías que colabora desde sus inicios con el Premio de Literatura de Viajes Camino del Cid, un certamen que acerca al lector a la ruta y por ende al Cantar de mío Cid un clásico que, junto a otros, habría que recuperar para entender el pasado, el presente y el futuro. Al menos esta es la opinión de Mª Luisa Perruca, la persona que está al frente de esta librería y con la que hablamos del Cantar, de la crisis y de un sector - el del libro - que no pasa, precisamente, por sus mejores momentos.
Eres la cuarta generación de libreros. Sin embargo, según tengo entendido, el negocio que abrió tu bisabuelo no era una librería como tal...
A finales del XIX - que es de cuando datan los primeros documentos que tenemos - no se podía hablar de venta de libros. Por la información que pudimos conseguir para celebrar el centenario de la librería, parece ser que hacia 1890 mi bisabuelo compró material de una imprenta que cerró por lo que pensamos que comenzó como imprenta. La familia de mi bisabuelo eran músicos y también vendían instrumentos musicales. De hecho yo recuerdo venir a la papelería de pequeña y ver cuerdas de instrumentos. Él era republicano y debieron imprimir algún periódico republicano, también vendían libros por encargo... no hay que olvidar que en aquella época la producción editorial en España era prácticamente nula.
Ahora vuestra función sí es la de vender libros pero también ofrecéis otra serie de actividades como animaciones, presentaciones, tertulias etc. tu padre fue el precursor de este tipo de iniciativas hace casi 40 años...
En 1973 tuvo esa visión cuando decía que la librería no iba a dar ni para pagar el recibo de la luz. Él la diseñó, la decoró, la proyectó. Murió ese mismo año, mi madre ama de casa y con cuatro hijos se hizo cargo del negocio y estamos aquí por ella. A sus 83 años sigue siendo la jefa (risas)
Hoy en día, con la crisis, con la "amenaza" del e-book, con las ventas online ¿es necesario ofrecer este tipo de actividades como un valor añadido a la venta de libros?
Necesario no sé. El planteamiento que tenemos nosotros de la librería es intrínseco al libro. Para mí que una persona se dedique a vender libros, como quien vende patatas u otro tipo de mercancía, no deja de ser un comerciante. Para mí no es un librero. Nosotros trascendemos eso ya que no vendemos un papel impreso, vendemos un contenido, cultura... Compartimos con los clientes gustos, ideas... establecemos un flujo en el que no prima únicamente el interés económico. En nuestro caso, por ejemplo, nos parece muy interesante acercar los autores a los turolenses. Creo que, en la medida de lo posible, hay que seguir haciéndolo.
En los últimos tiempos ¿notáis cierto desapego por parte de los clientes?
La persona que ha sido y es lectora, y que tiene una edad media, mantiene su paso por la librería porque le gusta ver el libro en la estantería, tocarlo y decidir qué comprar. Nosotros le explicamos, le asesoramos, se establece otro tipo de relación con el libro que se lleva a casa. Sí es cierto que hay gente más joven que accede al libro en otro formato.
¿Qué opinión tienes de la venta de libros en las grandes superficies?
No son el lugar de la gente que lee, es un lugar de consumo. Además, no tienen el fondo que tú tienes porque no les sale rentable.
En ese fondo que mencionas ¿qué lugar ocupan los clásicos como, por ejemplo, el Cantar de mío Cid?
El Ministerio de Educación ha ido reduciendo las lecturas obligatorias en los centros escolares por lo que antes teníamos más. Salvo las nuevas editoriales que lanzan ediciones especiales... el resto ha bajado bastante. A veces piensas: hay que tenerlos pero pasan uno o dos años y siguen ahí, es así de triste. Se tiende a sobredimensionar la librería porque te resistes pero al final...
Como librera ¿crees que habría que recuperar esas lecturas, volver a los clásicos?
Clásicos como el Cantar de Mío Cid no habría que abandonarlos nunca ya que de ellos se aprende. Los clásicos te permiten aprender de tu historia anterior para afrontar el futuro próximo. El acercamiento a la historia a través de este tipo de libros debería estar más generalizado porque a los niños de ahora les cuesta mucho todo lo que suponga esfuerzo. Insisto en que en la literatura está nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro y el Cantar de mío Cid, evidentemente, es una referencia esencial.
¿Crees que el Camino del Cid puede animar a los viajeros que lo recorran a acercarse al Cantar?
En Teruel celebramos todos los años las Bodas de Isabel de Segura y yo me pregunto cuánta gente se habrá leído la historia de los Amantes. Con el Camino del Cid no sé si pasará lo mismo, no sé si se podrá comprobar que haya aumentado la gente que se haya leído el Cantar. Lo interesante de todo esto es que tú puedas investigar, que te puedes interesar por una determinada época histórica. Vuestro proyecto, sin lugar a dudas, lo facilita.
En junio de 2011, el Gobierno de Aragón premió vuestra trayectoria profesional. En el transcurso del acto, reivindicaste los libros porque, según dijiste, te permiten crear amistades, viajar, volar y ser libre... Me quedo con lo de "viajar" para hablar precisamente sobre el Premio de Literatura de Viajes Camino del Cid que tenemos en marcha actualmente y con el que habéis colaborado las cuatro primeras ediciones. ¿Funcionan los libros de viajes?
Hay mucha oferta pero sigue siendo minoritaria. Si hay un autor reconocido, que ya tiene una trayectoria, lógicamente va a vender más que el resto. Es interesante que exista al igual que la apuesta que hacéis desde el Consorcio Camino del Cid por ella.
La participación de las librerías para la elección de los finalistas del Premio de Literatura de Viajes Camino del Cid es fundamental para el desarrollo del certamen ya que nos permite cerrar el círculo editor-escritor-librero-lector ¿cómo lo valoras?
En interesante y más cuando las librerías somos el eslabón más pequeño de ese círculo, sobretodo las pequeñas y las mediadas en las que cae la avalancha de todas las novedades que se publican. Además, las librerías pequeñas tenemos una serie de gastos que no tienen las grandes, los libros tienen un precio fijo lo que supone una merma en los beneficios pero de cara al cliente es una garantía porque éste puede conseguir el libro en una ciudad grande y en una población pequeña. Tenemos que dar servicio a un mundo globalizado, como librera, creo que es mi obligación hacerlo.
En el Premio de Literatura de Viajes colaboran librerías que, aunque con sus particularidades, son muy similares a la vuestra. ¿Qué futuro le auguras al sector?
En el futuro el libro, tal y como le entendemos ahora, va a desaparecer. Vamos a terminar volviendo a la época de los amanuenses y de la Edad Media en la que unos pocos van a tener la ilustración y la masa no va leer. Te estoy hablando a muy largo plazo. Quizás es demasiado apocalíptico pero lo que está claro es que ahora hay mucho consumidor pero muy poco lector. Las cosas no pintan muy bien y está claro es que si no tienes formación te van a llevar por donde quieran