Rosa Mª Calaf: Conozco 170 países y me quedan pocos por descubrir. Aún así, espero morir con las botas puestas

01-07-2011

Patricia Ansótegui

Uno de los placeres de esta profesión (la de periodista) es poder entrevistar a personajes realmente interesantes. Si éstos, además, son cercanos, amables y, en definitiva encantadores, el placer se convierte en un auténtico lujo. He tenido la oportunidad de experimentar esa doble sensación con Rosa María Calaf, periodista, viajera y presidenta del Jurado del IV Premio de Literatura de Viajes Camino del Cid. Defensora del auténtico periodismo y detractora del periodismo espectáculo que se da en televisión, con ella compartimos unos minutos para hablar de viajes, de medios de comunicación y de una sociedad contaminada por lo que le llega a través de la pequeña pantalla.
Hablamos con la auténtica Dama del Periodismo: Rosa María Calaf

Hace unos días fallasteis el Premio de Literatura de Viajes Camino del Cid. La aventura del Muni, de Miguel Gutiérrez Garitano, se proclamó vencedor. ¿Hubo quórum entre los miembros del jurado?
Sí, aunque el primer consenso de todos fue sobre la calidad de los finalistas. Sabíamos desde el principio que no iba a ser fácil.

Uno de los aspectos que más valorasteis de La aventura del Muni fue la experiencia transformadora que supone realizar un viaje y que transmite el libro ganador. La persona es de una forma al comienzo de su aventura y diferente al finalizar del viaje. Supongo que Rosa María Calaf ha experimentado esa sensación en numerosas ocasiones
Desde el principio, ya que he tenido la oportunidad y la fortuna de empezar a viajar desde muy joven. Tenía una familia muy viajera. Mi abuelo paterno, empresario catalán, estuvo en la India, en 1918 se fue a Estados Unidos... desde muy pequeña tuve esa inquietud y esa costumbre ya que mi abuelo me contaba historias de personas y lugares reales. Cuando uno viaja como viajero - y no como turista - lo hace con los ojos muy abiertos, intentando impregnarse e interiorizar todo lo que ve. Es evidente que, en esos casos, estás cambiando continuamente. En el año 74 hice un viaje que me marcó, me fui en coche desde Barcelona hasta Ciudad del Cabo, recorrí 60.000 kilómetros en poco más de un año. Está clarísimo que cuando salí era de una manera y cuando volví era de otra totalmente diferente.

¿Recuerdas cuál fue tu primer viaje?
Sí, fue un viaje pequeñito. Nosotros veraneábamos en la Costa Brava, mis padres me mandaban a casa de unos amigos y me iba sola. Me metían en un autobús y le decían al conductor ¡aquí está la niña!. Me iba con un libro de cuentos en la mano y con una muñeca en la otra y tan contenta... pero el primer gran viaje, quiero decir al extranjero, también lo recuerdo. Debía tener unos 13 o 14 años y me enviaron a Francia, a Vichy, a la Escuela Internacional para aprender francés. Cuando terminé me fui a París unos días con los compañeros de la escuela, era una época en la que apenas se viajaba y el hecho de una niña estuviera por ahí pues... imagínate.

Antes no se viajaba como ahora, es evidente. Pero ¿no crees que, aún ahora, se echa en falta al auténtico viajero?
La época franquista así como las condiciones socio económicas que había antes no permitían, desgraciadamente, que se saliera fuera. Había una mente muy cerrada, nos mirábamos continuamente al ombligo. Hoy en día no nos hemos quitado ese complejo del todo. Sí es cierto que el español viaja muchísimo más pero viaja muchísimo menos en comparación a otros países como Francia o Italia. No se viaja con esa disposición de aprender lo diferente. A mí me pone bastante nerviosa cuando veo grupos de españoles que tienen la oportunidad de conocer culturas muy distintas y van aborregados con el grupo, que piensan ¡qué horror, aquí no hay tortilla de patatas! (risas). Queda mucho por aprender aunque sí es cierto que hoy nos encontramos españoles por casi todas partes.

Parece que con "San Google"(Google Maps, Google Earth...) todo nos es más cercano ¿crees que aún es posible sorprenderse viajando, que aún quedan rincones por descubrir?
Sí, claro que sí. Yo he estado en 170 países, me quedan poquitos y, sin embargo, sigo viajando. Es lo que más me gusta porque todavía me sigo sorprendiendo y sigo encontrando lugares que son completamente distintos aunque sobretodo gente. Lo importante no son tanto los paisajes sino las gentes que los habitan. Este año he hecho un viaje de 8.500 kilómetros en coche por Sudamérica. Allí estuve viviendo como corresponsal pero he descubierto lugares que no conocía en Bolivia, Argentina, Chile... lugares fantásticos que deseo recomendar a todo el mundo.

Al hilo de esa transformación que te produce el viaje, en tu vida profesional ¿podemos hablar de una Rosa María Calaf diferente en las crónicas de Nueva York a la que nos encontrábamos - a través de la pequeña pantalla - en Pekín?
Sí, por supuesto que sí. Es evidente que uno aprende cambiando, viendo y conociendo y, por lo tanto, lo vas integrando. Tu mirada es obviamente más profunda, más serena. Eres más capaz de relacionar y sobretodo de darte cuenta de que en este mundo hay muchos mundos pero todos están en éste. Cuando eres más joven transmites las cosas con menor exactitud porque tú misma entiendes menos. Al margen de esto, no hay que olvidar que el periodismo que se hacía cuando yo empecé no tiene nada que ver con el que se hace ahora.

De tu etapa en TVE ¿echas algo en falta?
¿En mi etapa actual de jubilada?

Sí (me cuesta ubicar a Rosa María Calaf en esta etapa dada la actividad frenética que lleva)
La verdad es que no. Mi actitud personal es que me interesa lo que tengo por delante. He tenido la fortuna, pese a no estar en la primera línea del periodismo, de estar muy activa y en contacto continuo con las universidades, con los centros de cultura, con las ONGs... tengo una permanente actividad.

Hasta formas parte del jurado del Premio de Literatura del Camino del Cid...
Sí (risas) he tenido la suerte de recibir todo esto.

No cabe duda de que, hoy en día, el periodismo que se ejerce es un periodismo de corta-pega, un periodismo de salón, un periodismo plegado a intereses comerciales y políticos ¿qué visión tienes de lo que nos llega a través de los medios de comunicación?
Hoy en día se hace un periodismo de usar y tirar. Es cierto que el periodismo siempre ha tenido dificultades, siempre se ha encontrado con aquellos que no quieren que se cuente lo que pasa pero ahora la tecnología - que tiene cosas extraordinariamente positivas y que tenemos que aprovechar - tiene otras muy negativas. Parece que la rapidez e instantaneidad te da la capacidad de poseer los hechos y, por tanto, de contar las cosas como mejor conviene. Los hechos hay que contarlos o tratar de contarlos como realmente suceden y no tratar de introducir componentes que les desvirtúen. Esto provoca que tengamos una sociedad que no tenga los elementos necesarios para tomar decisiones adecuadas, que sea muy manipulable y que se la conduzca a situaciones que no la beneficien en absoluto.

¿Por qué tengo la impresión de que hay determinados periodistas que, cubriendo una situación de conflicto, buscan ser los protagonistas de la noticia?
Es una de las grandes luchas en estos últimos años, entra en ese mismo esquema que te comentaba hace un momento. Ahora se construye un periodismo espectáculo que se hace a golpe de impacto, de emoción, pero desde luego no a golpe de conocimiento o de reflexión, evidentemente se da sobretodo en televisión, donde a los acontecimientos se les da un tratamiento cinematográfico. Se convierte en más importante el hecho de que nuestro enviado o nuestro corresponsal haya llegado a determinado lugar y que está logrando transmitir desde un lugar dificilísimo pero además de que le haya costado llegar ¿se sabe algo más? ¿se puede contar realmente lo que pasa? ¿tiene tiempo ese periodista para saber, para informarse y poder transmitir lo que está sucediendo? Parece que el único objetivo es hacer caja, bien sea en publicidad o en audiencia, y que se transforme lo que está sucediendo en negocio pero jamás debe ser así. El periodismo no es una mercancía

Se me antoja un poco complicado llegar a cambiar el modelo actual
Es muy difícil pero si no se intenta no se va a conseguir y sobre todo no hay que tirar la toalla. Es importante que cuanta más gente, cuando más se hable en foros de todo esto es mucho mejor. Yo hace mucho tiempo que llevo hablando de esto no porque sea más lista si no porque llevo mucho tiempo pensando y viviendo en primera persona esa transformación y ese deterioro. Si no lo denunciamos no lo vamos a poder cambiar. Tenemos que trabajar para cambiar esa goleada de medios generalistas que no sirven para el ciudadano y que no cumplen con su compromiso social.

Hace poco participabas en una tertulia de RNE en la que hablabas, junto con otras periodistas, de la visibilidad e invisibilidad de las mujeres. Tu condición de mujer ¿te ha abierto o te ha cerrado puertas?
Ha habido de todo. Está claro que la mujer ha avanzado muchísimo cuando yo empecé en internacional y en conflictos no había nadie. Tuve la enorme suerte de que nadie me cerró el paso. También es cierto que tuve que lucharlo mucho y demostrar continuamente que la capacidad, siendo mujer, no se te supone. Ahora, sobretodo en televisión, se está retrocediendo, es una especie de vuelta al modelo de mujer objeto. Se la juzga por su apariencia, se la pone minifaldera... En mi caso, mi condición de mujer sí me cerró puertas porque en determinados países muy fundamentalistas, muy patriarcales, no tuve acceso a determinados lugares. Sin embargo se me abría el ámbito femenino de esas sociedades y, bueno, las mujeres están claramente reprimidas y oprimidas pero al mismo tiempo son la columna vertebral de las comunidades y por tanto te enteras de muchas cosas que lo mismo no te enteras hablando sólo con los hombres responsables de esas sociedades así que, a veces, me ha perjudicado pero otras me ha dado oportunidades. En alguna ocasión también me ha permitido adentrarme en determinados lugares ya que hay países en los que te protegen porque te ven un ser indefenso. Hay que jugar con eso.

¿Has llegado a sufrir por ser testigo de determinadas situaciones?
Se sufre muchísimo. Además creo que si no sufres y pierdes esa parte de sensibilidad difícilmente puedes ser un buen periodista. Es importantísimo ponerte en el lugar del otro. Muchas veces me dicen - te habrás acostumbrado- Pues no, no sólo no te acostumbras sino que cada vez es peor porque, cada vez, más sientes la impotencia y la frustración de llevar años contando todo eso y viendo cómo cambian las cosas muy lentamente.

Conoces 170 países ¿cuáles te quedan?
Somalia, Yemen, Sudán, Etiopía... y algunos países del Pacífico a los que voy a ir, probablemente, en enero. Cuando los haya hecho no significa que haya visto todo ya que hay muchísimos países a los que quiero volver para profundizar y ver sus rincones. Yo espero morir con las botas puestas

La literatura de viajes, a los que no tenemos oportunidad de viajar, sí nos permite llegar a lugares recónditos
Yo recomiendo a todo el mundo que viaje, en primera persona, porque lo que uno aprende viajando no lo aprende en ningún libro pero no siempre tienes la oportunidad de ir a todas partes. En este caso el libro es fundamental para disfrutar de una forma de ocio y también para aprender y cuando uno aprende conoce, y cuando conoce es capaz de anteponer lo que nos une a lo que nos enfrenta. El libro ganador - en alusión a La aventura del Muni - lo recomiendo ya que profundiza muchísimo en una zona de la que se habla muy poco y lo aborda sin ninguna complacencia. Explica lo que fue y lo que es y lo hace desde el respeto y la humildad que tiene que tener todo viajero de sorprenderse e indignarse. Las dos cosas, obviamente, son emociones positivas

Tienes previsto un gran viaje en enero, un buen destino también podría ser recorrer el Camino del Cid...
Sí que lo que quiero hacer. Aunque tengo poco tiempo voy a tratar es hacer un viaje extranjero todos los años y un viaje con la misma calma por España. Los dos caminos, tanto el del Cid como el de Santiago, están en la agenda así que lo haré.